Diciembre de 1944. Cinco meses después del Día D, la mayoría de los soldados estadounidenses piensan que el ejército alemán está acabado. Los alemanes no comparten esta opinión. En un intento de ganar tiempo para llenar el cielo con sus invencibles nuevos aviones, lanzan una rápida, última y furiosa ofensiva: la batalla de las Ardenas.