Después de estar en coma durante veinte años, Lauro despierta en un México completamente distinto al que conoció. Las ideas, esperanzas, formas de vida y costumbres de los mexicanos de 1991 tienen muy poco o nada que ver con las de 1971. Lauro tendrá que aprender a vivir con el cambio de la Historia y tendrá que aceptar que el futuro nunca es como lo imaginamos de jóvenes.