Enrique es enviado por su tía Nati a Madrid para que comience a ejercer como médico ya que hace siete años que terminó sus estudios y todavía no ha trabajado. Al llegar, lejos de obedecer a su tía, decide darse la gran vida en unión de su amigo Mateo, de profesión detective privado. Su primera intervención como médico es para extender el certificado de defunción del marido de una espléndida mujer que conoce en la carretera. Al día siguiente ve, en una sala de fiestas, a la presunta viuda acompañada del difunto. Al ser informado de que aquel hombre es el administrador del muerto, decide aclarar el misterio con la ayuda de su amigo Mateo