Afshin tiene 12 años y vive con su familia en las montañas de Chil Dokham. Es un sitio donde la violencia doméstica convive con las bombas, las sirenas y los cadáveres formando parte de su infancia. Su padre emigra a otro país y a partir de ese momento deja de ser un niño para convertirse en un adulto. Reaparece como conductor de autobús, con una doble personalidad. Por una parte, es un padre afable, y por otra, un conductor temerario. Ambas historias se entremezclan mostrando el retrato del alma de una ciudad agónica.