Un teleoperador relata al equipo de NCIS que, mientras el buscaba nuevos clientes y a través de una llamada telefónica, escucho un posible asesinato de un oficial. Gibbs junto con sus compañeros, trabajarán junto a otros funcionarios de Virginia locales, cuyo modo de trabajar es similar al suyo. Gracias al empleo de técnicas informáticas, Abby y McGee descubren que aquel “ataque” era una broma pesada, pero los descubrimientos posteriores darán un nuevo rumbo a la investigación.